Ficha de Ayumi Matsumoto [ACEPTADA]

Hay una palabra para describir a la jovencita de los Matsumoto a simple vista: fría. Y seria, además. Su rostro suele estar carente de emoción, rara vez sonríe o hace algún gesto de enojo. Si lo hace es porque realmente está muy feliz por algo o terriblemente enfadada con alguien; suele irse siempre a los extremos. No conoce el gris, se va siempre o al blanco o al negro y es extremadamente complicado hacerla cambiar de opinión: es tan terca como una mula y de mente bien cerrada a las opiniones de los demás, aunque respeta lo que digan las demás personas en la mayoría de las veces. Procura ser tolerante hasta con quienes considera sus enemigos, aunque claramente todo tiene un límite y dependiendo de su humor el punto de explosión puede llegar antes o después. Suele pensar bien las cosas antes de hacerlas o decirlas, pues así la criaron, y siempre se esfuerza por llegar a la conclusión más inteligente y pasar por la más astuta de quienes la rodean. Le encanta sobresalir en todo lo que hace, y cuando lo hace su poca timidez aflora y logra refrenarse de presumir sus logros en la cara de la gente pues es algo que le desagrada mucho. Constantemente está esforzándose por procurar ser una mejor persona ante todos, aunque claro, los vampiros son una excepción en esta meta.

Ayumi tiene cabello castaño oscuro, que suele llevar siempre suelto, y un par de orbes esmeralda que suelen expresar todo lo que siente, pues rara vez lo hacen sus facciones, y dependiendo de su humor mira a cierta parte. (Cuando está alegre, suele mirar al cielo; si está pensando en algo mira hacia los lados...alguien muy observador podría fácilmente detectar lo que está sintiendo, aunque es difícil que lo acepte. Recuerden, terca.) Es de medianamente baja estatura, piernas cortas pero esbeltas y silueta bien delineada por las curvas que caracterizan a toda mujer. Cuida mucho su cuerpo y lo aprecia; está contenta con el cuerpo que Dios le dio y no se queja, aunque claro que motivos no tiene.
Suele vestir ropas oscuras, no siempre negras, simplemente porque le gusta cómo contrasta con su piel nívea. A veces usa vestidos, oscuros también, siempre con zapatos de piso porque detesta los tacones; los considera horriblemente incómodos y un estorbo si necesita entrar en acción si se dan las circunstancias. Oculta en sus ropas siempre lleva su daga y el estuche donde porta sus cuchillas. (descripción de las armas en el próximo apartado).

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Ayumi nació en el seno de la rica familia de los Matsumoto, creciendo como la más pequeña de cinco hermanos. Toda su ascendencia remontaba a la de la dichosa vampiresa fundadora de las armas anti-vampiros, por lo que corre en sus venas la sangre rebelde y brava de los cazadores. La educaron con lo básico de autodefensa cuando era pequeña, pero cuando el tiempo iba pasando y la vida iba tornándose más cruel y más llena de desgracias para todos sus parientes se vio obligada a aprender a atacar y matar a fuerza de defenderse ella y sus familiares. Eran constantemente atacados por un clan de vampiros que habían declarado guerra a los Matsumoto desde hacía mucho tiempo atrás, una riña que cobró varias vidas mientras intentaba ser resuelta y aclarada. En el precio de sangre pagado por la paz se encontraba la sangre de su propia madre, evento desde el cual Ayumi ha ido tornándose más y más distante con las personas.
Su corazón también está marcado por amores profanos, uniones ilegítimas e historias que jamás deberían de ser contadas, todo esto acontecido en su familia y recae directamente sobre el peso de los hombros de Ayumi, quien desafortunadamente escuchó hablar de todo esto. La infidelidad de su padre poco después de su nacimiento, la traición del abuelo a cambio de una vampiresa sádica de la que se había enamorado y un sinfín de cosas más, motivos por los cuales la pequeña sufre de pesadillas todas las noches; constantes recordatorios del pasado sucio y manchado de su ascendencia que ahora ella lleva consigo, pues sus hermanos al saberlo se han desconocido de la familia y cortaron todo contacto con ella y con sus padres. Ayumi es la única que sigue hablando con su padre de vez en cuando, sin olvidar todos los crímenes que ha cometido por lo que muy raramente lo hace y siempre se pone de un humor de perros cuando finaliza la conversación.

Esta insufrible jovencita lleva dos armas: una daga y unas cuchillas. La primera le corresponde por herencia familiar; tiene grabado en un lado de la hoja la insignia de su familia y por el otro extraños caracteres que quizá forman algún conjuro que un humano es incapaz de recitar. Es más hábil con esto que con las cuchillas, por lo que procura siempre traerla a la mano en caso de ser necesario. Quizá no haya nada de mítico en la daga, pero en las cuchillas sí.
Las cuchillas solían ser una misma espada de doble filo, por lo que deben ser manejadas como tal: una sola arma precisa y mortífera, aunque Ayumi no ha conseguido usarlas del todo bien. Esta arma la encontró ella en un mercado negro que una investigación sobre un mito oscuro que caía en su familia la hizo frecuentar, y se hizo de ella gracias a la mítica historia del vendedor, que narraba la creación de las dichosas cuchillas y su historia a través del tiempo, cortando cabezas de vampiros en manos de cazadores experimentados. Cómo el buen vendedor se enteró de la existencia de los vampiros y cazadores por igual es un misterio, pero las cuchillas ahí están, en manos de Ayumi. Conforme ha ido haciendo uso de ellas se va dando cuenta que, si de verdad está concentrada, las armas se vuelven más pesadas por el peso de las muertes que han cobrado, que si bien esto podría ayudar a acabar con el oponente y podría usarse a su favor también son el motivo por el cual la joven Matsumoto encuentra dominar estas cuchillas como un objetivo muy difícil.

*Ama, con todas las letras, la música. No puede vivir sin escuchar al menos una canción de su agrado al día; siempre trae por ahí su MP3 o, en su defecto, hace la música ella misma: es violinista. Suele practicar este instrumento en la tranquilidad de su cuarto, aunque si se siente sola y abandonada en el mundo sale a algún parque y tras elegir un lugar escondido muy felizmente pone manos a la obra.
*Le encantan las pulseras, especialmente las plateadas. Y las de plata. Su muñeca suele estar cubierta por un sinfín de bracaletes de todo tipo, y todos guardan algún significado: que el que le regaló su madre, el novio, su tío; cualquier detalle que valga la pena igual lo cuelga de un hilito y lo porta en la mano, donde vea y se recuerde constantemente que no está sola.
-La soledad. La detesta. No le gusta. Siempre está paseando, si no está con alguien, para distraerse a sí misma porque aborrece andar perdida en sus propios pensamientos.
-Los dramas. No le cabe en la cabeza por qué a la gente le encanta complicarse la vida por nimiedades, y no lo tolera.

Nombre del anime/manga/videojuego: Idolmaster: Cinderella Girls
Nombre del personaje original: Shibuya Rin
{durante la noche, todos los vampiros son pardos}