Sujeto de Practica.[libre]

Lleve la mano a su suave portada de terciopelo. Había intentado avanzar en mi lectura desde que entré en la academia pero me resultaba totalmente imposible hacerlo fuera de las cuatro paredes que ahora podía llamar mi hogar dentro de este palacio del aprendizaje que teníamos que compartir con los mediocres humanos. No me gustaba tener que verlos sumidos en su ignorancia paseando por los pasillos por los que yo también caminaba, pero sin duda lo que mas me molestaba era el hecho de tener que comer esas horribles pastillas de sangre para poder subsistir en este lugar. Podía marcharme en cualquier momento, pero sin duda esto sería una prueba de que mis padres tenían razón acerca de mis debilidades y ni por asomo pensaba en darles aquel placer.

Observé mi habitación durante un minuto, recordando la primera vez que pasé por aquella puerta. El piso es de color de ocre a causa de la madera resplandeciente muy bien barnizada; las paredes, por petición mía eran de un color rojo sangre, con un borde superior blanco y rosas del mismo rojo intenso; armario en el extremo derecho, casi diagonal a la puerta y un escritorio que iba a juego con el resto de estantes de la habitación; pero lo que resultaba mas impresionante era la cama enorme y suave que se había traído directamente de mi habitación en casa, con la cabecera tallada y el apellido Hatsune en la parte mas alta de esta.

Haruno se encontraba acostada a mi lado, ronroneando a la vez que yo le rascaba entre las orejas, manteniendo la vista fija en el pasaje de mi libro acerca de empatía, el cual finalmente había conseguido abrir decidida a leerlo. Posee mis ojos en uno de los últimos pasajes del la pagina que sostenía frente a mí, la cual hablaba a cerca de la importancia de la meditación para poder controlar lo que se conocían como Instintos Primitivos. Por fin había encontrado el punto valido dentro de tanta relajación y auto-control, ya que eran aquellos instintos lo que necesitaba dominar. Los sentimientos que desataban la barbarie, la depresión, todo aquello que me convertía en una bomba de tiempo para quien se me acercara. "Tus berrinches nunca han sido buenos" solía mencionar mi madre luego de verme perder el control y con ello desatar el caos dentro de habitaciones completas, justo antes de que las constantes jaquecas me hicieran perder el conocimiento.

-Haru... ¿crees que pueda llegar a controlarlo?- murmure a mi perezosa gata luego de releer el capitulo completo. Haruno se limitó a mirarme con sus expresivos ojos llenos de confusión, mientras una estela de desasosiego se extendía a lo largo de la habitación. -vale, vale... no es necesario ser tan negativa- finalice cerrando el libro de vuelta. -lo único que necesito en realidad es una persona que me permita practicar con sus emociones.- pensé en voz alta, provocando que el pelo de Haruno se erizara, no le gustaban los extraños, y traer a alguien para ayudarme a practicar significaba eso. No entendía para nada como aquella gata podía ser tan arisca cuando se empeñaba a serlo. Lentamente su espalda se relajó y mostró disposición a mi pequeño experimento. -no puedo practicar contigo- murmure dedicándole una mirada desdeñosa, -tus emociones las tengo bien conocidas... no es lo mismo.- Sus ojos demostraron rápidamente una sensación de ofensa y se levantó para meterse debajo del escritorio. Aquella gata me volvería loca, pero si me ayudo a llegar a una conclusión... necesitaba un sujeto de practica.

Otro día más en la academia, desde su llegada a trabajar en dicho lugar no había pasado un solo día aburrido, cada día era de trabajo, realmente no tenía descanso absoluto, ser cazador resultaba un trabajo agotador, sobre todo porque la mayor parte de su trabajo actual radicaba en oficinas y nada más en eso, solo podía escapar de eso para no volverse loco en el campo de entrenamiento, para estar con sus armas, volviéndose uno en combate, el arma y su portador, una amistad irrompible, eso era lo que pensaba Syrius de sus armas.

Hacia guardia por los dormitorios de la clase de la luna, el silencio reinaba en dicho lugar, el cazador caminaba tranquilo, con su rostro relajado y sus manos en los bolsillos, su cabello se movía por el suave viento que soplaba ene se lugar, viendo que daba frío al cálido cuerpo del cazador, pero el no era de doblegarse ante nada, es un sobreviviente, resiste lo que se le venga, es su deber como cazador y protector de quien lo necesite, sin importar su raza o su procedencia.

Todo estaba en orden, hasta que vio cierta sombra invadir el lugar. de inmediato la siguió, esta sombra entró por la ventana de uno de los dormitorios, el cazador sin pensarlo dos veces abrió la puerta por la fuerza para darse cuenta que se trataba de una ardilla que se había lanzado por la ventana que daba a las afueras de los dormitorios. Se vio totalmente burlado por un animal, lo que lo hizo sentir enfadado e hizo que frunciera el ceño, al girar su cabeza hacia un costado notó a una vampiresa que se encontraba con un libro en las manos -Lo siento mucho, no era mi intención interrumpirla, lamento las molestias- no era su estilo inclinarse por lo que solo sonrió y dio media vuelta en busca de la salida, como si nada.

Escuchaba sonido extraños venir del pasillo, pero no me inmute en prestarle mas atención a aquello. Repentinamente vi la sombra de un pequeño animal posarse en mi ventana y Haruno salto inmediatamente contra esta, agitando el cristal al estrellarse. Me reí con fuerzas para luego volver a mi libro, aunque mi risa no duro mucho, gracias a que repentinamente la puerta de mi habitación se abrió sin previo aviso y un joven prácticamente salto dentro de la habitación.

-¡¿que haces aquí?!- chille tapándome con las sabanas involuntariamente. No es que no estuviera decente con las fachas que uso para dormir, pero no sabia como reaccionar ante una situación como aquella. Una ligera rabia inundo el cuarto, pero por parte de él principalmente. Haruno erizó su pelaje hasta la altura de la cola mientras que el extraño se disculpa, y al darse la vuelta comprendí lo que sucedería. La gata loca se subió sobre la espalda del extraño y sin darle tregua alguna clavó sus garras en el en su afán por protegerme.

Me levanté lo mas rápido que pude de la cama y trate de liberar al muchacho. -suéltalo ya Haru- gruñí al notar que la gata no cedía. -no puedes andar atacando personas así.- La gata libero al muchacho de sus garras y se acurrucó entre mis brazos rápidamente, sin dejar de mirarlo con desdén -siento mucho lo ocurrido- espeté avergonzada.

El joven pelinegro ya se disponía a salir de dicha habitación, cabe destacar que la sorpresa que se llevó segundos después fue totalmente inesperada e improvista, por ello le fue imposible anticiparla a pesar de su gran experiencia en el campo de los ataques sorpresa, y más al ser atacado por un gato los mejores cazadores del mundo animal, por su sigilo y rapidez al momento del ataque, limitados por su estatura desde luego, de ser más grandes serían los dominantes cuando de cazar se trata.

El sentir las uñas del gato en su espalda fue algo doloroso sin duda alguna le hizo arquear su espalda y luego pararse de forma firme frunciendo y apretando los labios después para evitar jadear de dolor, además de apretar sus manos, tras el acto del minino. El alivio que sintió minutos después, tras que la vampiresa de la habitación quitó a dicho animal, fue tan grande que incluso suspiró aliviado -No se preocupe la culpa ha sido mía- hizo un increíble esfuerzo para girarse y sonreír de forma amable, a pesar del dolor que el gato había dejado en el, el cual incluso le había causado ciertas heridas que lo hicieron sangrar, muy poco pero lo hizo.

-Lo lamento....Haru, no fue mi intención asustarte- Siendo tan carismático con los animales no pudo evitar tratar de acariciarlo y sonreirle cálidamente esperando que este no intente repetir el acto previo. Hecho eso volvió la mirada hacia la chica que se encontraba ya muy cerca de el -Nuevamente me disculpo, si me disculpa es mejor que me retire y le permita continuar con lo que hacía- Sin duda alguna se sentía avergonzado por hacer algo como eso, por ello se dio media vuelta nuevamente, dando únicamente un paso en dirección a la puerta .